Horarios de Salat Buenos Aires

(Generalidades del Islam)El Sagrado mes de Shaaban

Se debe tratar de dar limosna en este mes, aunque fuere con la mitad de un
dátil. Esto, a fin de que el cuerpo de quien la dé sea Harâm (ilícito, vedado) al fuego
infernal.
 

Le fue preguntado al Imam As-Sâdiq (a.s.) respecto al ayuno del mes de
Raÿab y dijo: “¿No preguntáis sobre el ayuno del mes de Sha‘bân?”. Dijo el narrador:
“¡Oh hijo del Mensajero de Dios! ¿Cuál es la recompensa de quien ayunó un día del
mes de Sha‘bân?”. Dijo (a.s.): “El Paraíso ¡por Dios!”. Dijo el narrador: “¿Qué es lo
mejor que se puede realizar en este mes?”. Dijo (a.s.): “Dar limosna y pedir perdón a
Dios. En verdad que a quien haga caridad en este mes, Dios, Altísimo, le conservará
y cuidará de esa caridad así como vosotros cuidáis del camellito destetado, de manera
que será devuelta en el Día del Juicio Final siendo como (la montaña de) Uhud”.
4. Es preferible ayunar los días lunes y jueves del mes de Sha’bân. A quien lo
hiciere el Altísimo le concederá veinte deseos en este mundo y otros veinte en el
otro.

Primer día: en este día es preferible ayunar. Este día es muy especial y la
práctica del creyente en él tiene efectos especiales.

Acciones de los meses - El Mes de Sha‘bân / 149

En este día el Príncipe de los Creyentes, el Imam ‘Alî (a.s.) se encontró con un
grupo de musulmanes que se hallaban en la mezquita discutiendo. El Imam (a.s.) les
saludó y ellos por respeto al Imam se levantaron y le pidieron que se uniera al
debate. El Imam (a.s.) les dijo: “¡Oh Gentes que habláis de temas que no os
benefician. Sabed que Dios, Altísimo, tiene siervos que se callan por temor a Al•lah,
siendo capaces de hablar. Cuando meditan en la Majestuosidad de Dios, se
quebrantan sus lenguas, tiemblan sus corazones, se paralizan sus intelectos y quedan
atónitos frente a la Grandeza, Majestuosidad y Esplendor de Allah...”

El Imam (a.s.) continuó aconsejándoles y les relató un hecho que le ocurrió al
ejército de los musulmanes en tiempos del Profeta (s.a.w.):


“Era una noche muy oscura y todos los musulmanes dormían, excepto cuatro
soldados que se encontraban orando y recitando el Corán. De pronto, apareció el
enemigo y emprendió el ataque. Estaban prácticamente al borde del fracaso —a raíz
de la sorprendente embestida y de la inmensa oscuridad que los rodeaba— cuando
de las bocas de los cuatro orantes emanó una luz que lo iluminó todo.

Esto animó el espíritu de los creyentes y pronto lucharon denodadamente.

Más tarde le relataron al Enviado de Dios lo que les había ocurrido y él explicó:
“Estas luces son el resultado de los actos de estos hermanos vuestros en el mes de
Sha’ban”. Y una tras otra, el Profeta les contó las buenas obras hasta que dijo:
“Cuando llega el primer día de Sha’bân, Satanás dispersa a su ejército hacia todos los
puntos de la tierra para atraer hacia sí a algunos de los benevolentes siervos de Dios. Y Dios, el Altísimo, envía a sus ángeles hacia todos los puntos de la Tierra a fin de
que protejan y guíen a sus siervos. Quienes Le escuchen serán bienaventurados y
quienes no lo hagan se contarán entre los partidarios de Satanás. Por cierto que
cuando el primer día de Sha’bân llega, Dios ordena abrir las puertas del paraíso y
ordena al árbol de Tubâ (Felicidad) acercar sus ramas al mundo. En ese momento
alguien exclama: “¡Oh, siervos de Dios! Éstas son las ramas del árbol de Tubâ,
¡aferraos a ellas para ser trasladados al paraíso!. Y estas otras son las ramas del
Zaqqûm (árbol del Infierno de horrible aspecto, cuyo fruto es de desagradable
sabor). ¡Alejáos de él! No vaya a ser que os aproxime al infierno. Juro por Quien me
ha elegido como Profeta que quien realice una buena obra en este día es como si se
hubiera aferrado a una de sus ramas, y quien realice una mala obra es como si se
hubiera aferrado a las ramas del Zaqqûm.”
Entonces, prosiguió: “Toda persona que realice una oración preferible se habrá
aferrado a las ramas de Tubâ. Quien ayune en este día, quien reconcilie a dos
personas (cónyuges, familiares o amigos), entonces se habrá aferrado a las ramas de
Tubâ. Quien perdone una deuda o parte de ella, devuelva un préstamo o alimente a
un huérfano, se habrá aferrado a las ramas de Tubâ. Quien defienda a un creyente,
recuerde frecuentemente a Dios y sea agradecido, quien visite a los enfermos, se
estará aferrando a las ramas de Tubâ.
Quien sea bondadoso con sus padres y les
alegre, quien acompañe el cuerpo de una persona fallecida hasta su última morada, 150 / Súplicas,

Letanías y Salutaciones

Quien consuele a quien ha sufrido una desgracia, se habrá aferrado a las ramas del
Tubâ. Y quien haya realizado toda clase de buenas obras se aferrará al árbol de
Tubâ.”
“En cambio, quien realice una mala acción, se aferrará a las ramas del Zaqqûm.
¡Juro por Quien me ha elegido Su Profeta!, que quien no realice una oración obligatoria o la realice incorrectamente por negligencia, se aferrará a una de sus
ramas. Quien se acerque a un pobre, sabiendo de su penuria y que, sabiendo que si
no lo ayuda quedará desprotegido, aún así lo abandona, se habrá aferrado a una de
las ramas del Zaqqûm. Quien no disculpa a quien le pida perdón, y prefiera la
venganza, quien cause desavenencias en un matrimonio o familia, o entre dos
amigos, se estará aferrando a las ramas del Zaqqûm. Aquél que tiene una deuda y la
niega, quien ofenda a un creyente y apoye a otros para ofender a sus semejantes,
quien cante canciones que inciten al pecado, quien cuente sus acciones injustas hacia
los creyentes y se alegre de ello, también se habrá aferrado a las ramas del Zaqqûm.
Quien no visite a su vecino enfermo por vanidad, quien trate injustamente al
prójimo y lo menosprecie, quien desobedezca a sus padres y quien realice todo tipo
de mala acción se aferrará a las ramas del Zaqqûm. ¡Y juro por Dios que quien se
aferre a este árbol su morada será el Infierno!”
Luego miró al cielo y sonrió, luego miró al suelo y su rostro se ensombreció, y
mirando a sus discípulos dijo: “Juro por Dios, que ha enviado a Muhammad, que he
observado el árbol de Tubâ elevándose y trasladando a quienes se habían aferrado a
él y he observado también cómo algunos se sostenían de una sola rama y otros de
más de una, según sus obras. Ciertamente vi a Zaid Ibn Harizah sostenido de muchas
ramas, por lo que sonreí. Luego, observé el Zaqqûm y ¡Juro por Dios que lo vi
hendiéndose en lo más profundo de la tierra y llevaba consigo a quienes se habían
aferrado a sus ramas, algunos a una sola y otros a más de una! Por cierto que he
observado a algunos hipócritas aferrados a muchas de sus ramas, siendo llevados
hacia lo más profundo del Infierno, por lo que me apené”.

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